Seguramente más de uno habrá estado esperando un texto nuevo, hilarante, original y fresco sobre este tema. La culpa es mía, por fijar estandartes de calidad tan altos.
No obstante, todo lo que tenia para decir sobre el tema del matrimonio gay, ya lo dije hace mas de medio año.
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Y apúrense, que la semana que viene arrancamos con los posteos nuevos.
Calaveras y Diablitos
El domingo me levanté temprano. Lo suficientemente temprano como para preparar el mate, y leer el diario en paz.
Después de una semana de mucho trabajo, me quería poner al día.
Aparentemente el matrimonio homosexual, es uno de los temas actuales más controvertidos. Por supuesto, la Iglesia se opone rotundamente. "En contra de Dios", "Destrucción de la familia" y "Antinatural", son algunos de los patéticos argumentos que manejan para tratar de convencernos de que discriminar, no es discriminar.
Sigo leyendo, y mientras me indigno, siento un escalofrío. Una vocecita me susurra al oído:
-¿Siempre lo mismo, no?
Tengo un diablito sentado en el hombro izquierdo.
Lo reconozco, ya lo vi antes. No recuerdo exactamente cuando, pero fue hace mucho tiempo.
-¿Que hacés vos acá? - le dije preocupado. No quería que mi novia lo viese.
-Quedate tranquilo que está durmiendo -dijo mirándola- Quiero leer el diario. ¿Alguna novedad?
-Emmm... Los putos se quieren casar, y la Iglesia les pone palos en la rueda. Dicen que es enfermizo y antinatural.
-Típico. Creé lo que yo creo, o sos una mala persona.
-Exacto. Por suerte el mundo ya no se rige por dicotomías tan pelotudas. Esta gente no salió del medioevo. Todavía pretenden que todos amoldemos la conducta a las interpretaciones de un libro de cuentos.
El diablito sonrió. Se le dibujó una mueca de complicidad en el rostro, y dijo:
-La Iglesia, los curas, los putos, el sexo... te suena?
Solo hace falta una chispa para encender el motor de la memoria. Es increíble como uno no se olvida de las cosas que se olvida. En un segundo las imágenes, los sonidos y los olores se me amontonan con una vigencia pasmosa. En un abrir y cerrar de ojos viajo a 1999. Estoy ahí, me transporté. Estoy cursando 5to año del secundario en un colegio católico, aburrido en medio de una clase de catequesis precedida por el teólogo José Luis Vega. Luego de negarse a darnos clases de educación sexual, la institución nos envía a este señor, que se dispone a explicarnos científicamente porque Dios existe, y porque hay que llegar virgen al matrimonio.
Después de fumarme durante una hora una densidad de pelotudeces por segundo que desafiaban los límites de la lógica, el tipo dice las palabras mágicas que liberan toda mi furia:
-Bueno chicos, ahora voy a responder preguntas. Eso si, no les voy a responder en forma personal, si no que les voy a responder tal y como respondería la Iglesia.
Quiero putearlo, pero por algún motivo, la dimensión de lo que acabo de entender me deja atrofiado de palabras: Es todo mentira. Todo es una puta mentira. Miro para todos los costados. Nadie parece haberse dado cuenta del detalle. El tipo acaba de aclarar, lisa y llanamente, que ni él cree en lo que está por decir.
Las preguntas de mis compañeros no se hacen esperar. Tampoco las respuestas "de la Iglesia". Cuando me quiero acordar, estoy en el medio de una orgía de dudas, mentiras, excusas, eufemismos, ignorancia y prejuicios. Nos están rompiendo el orto en nombre de Dios.
Me toca hacer una pregunta a mi.
-A ver si entiendo bien. La Iglesia no avala el uso de preservativos. Nos piden que no tengamos relaciones hasta el matrimonio, en contra de toda naturaleza conocida. Ok, perfecto. Supongamos que mi esposa y yo, llegamos vírgenes al matrimonio. Pero resulta ser que por una transfusión de sangre, mi esposa se contagió de HIV. Luego de casarme, estaría autorizado a usar preservativos, verdad?
-No, tampoco. No se puede usar preservativos bajo ninguna circunstancia. Si vos realmente amás a la otra persona y a Dios, tenés que dejar en sus manos tu futuro.
Después de semejante declaración, uno solo espera ser testigo de una debacle: sangre, vísceras desparramadas, disparos, gritos de dolor, antorchas prendiendo fuego el lugar, alguien encendiendo una hoguera...
Pero nada.
El tipo siguió con otra pregunta, y yo quedé desparramado en un pupitre, sin saber que hacer.
Tuve una revelación inmensa: si hay algo más peligroso en el mundo que un montón de fanáticos haciendo cagadas, es un montón de fanáticos haciendo cagadas sin mala intención. Es decir, convencidos de estar haciendo el bien.
Ese fue el día que dejé de creer en la Iglesia. Definitivamente.
Yo puedo entender perfectamente a las personas que se aferran a una religión, a un resumen bancario, o a un equipo de fútbol. Después de todo, esto es un naufragio, y de algo hay que aferrarse. Lo que no me explico es porque esos tipos pretenden que todos nos aferremos del mismo mástil.
La Iglesia dice que no aprueba la educación sexual, ni el uso de condones porque esto sería incitar a la lujuria, la fornicación y la promiscuidad. No aprueba el matrimonio homosexual porque va a destruir a la familia.
O sea, es preferible ocultarle a nuestros niños y jóvenes todo -y en especial si de materia sexual se trata- y condenar el matrimonio homosexual, que educar. Es lógico, ocultando todo, y haciendo que el mundo sea cada vez mas ignorante, van a desaparecer los embarazos no deseados, el SIDA y los putos.
Miré hacia la cama y mi novia aún dormía. Vestía solo ropa interior y una remera. Me pareció una imagen tan hermosa que decidí prepararle el desayuno. Me puse el Ipod y salí a comprar facturas. Me encanta caminar escuchando música. Es como si de pronto la existencia tuviese banda de sonido. Puse el disco "1987" de Whitesnake.
No sé bien cual es el sentido de la vida. Pero me juego las bolas que incluye el poder elegir el amor, la sexualidad, y la felicidad que uno quiera, sin que nadie te juzgue por ello. Tomar decisiones, jugársela, equivocarse, caerse y levantarse.
Religión es supeditar todo a las reglas de Dios. Pero ojo! no al Dios de todos. ¡De ninguna manera! Siempre al Dios mezquino, vengativo y parcial que ellos inventaron. Religión es tener fe, mucha fe. Y que es tener fe? Tener fe es desear algo con todas las fuerzas, cerrar los ojos y pedírselo a Dios para que se cumpla. A que Dios? Que es Dios? Se puede saber que carajo es Dios?
-...Dios es el tipo que te ignora - dijo el diablito.
Otra vez estaba sentado en mi hombro. Asentí con un gesto y escuché como David Coverdale me susurraba al oído:
No se adonde voy,
pero se muy bien donde he estado,
atrapado entre promesas
de canciones de ayer.
He decidido no perder más tiempo.
Aquí voy de nuevo...
Estaban en la Iglesia, perdiéndose todos los milagros.
Nota: Vale aclarar que José Luis Vega existe (o existió al menos) y que esa clase, y esa pregunta, también. Es todo real. La respuesta, aunque cueste creerlo, también.
Para los que quieran leer un artículo realmente EXCELENTE sobre el tema del matrimonio entre personas del mismo sexo, les dejo este artículo del periodista Bruno Bimbi