Estoy absolutamente convencido de que si se quiere, las cosas se pueden hacer bien.
Por supuesto, somos seres humanos y nos equivocamos. Por eso, es de vital importancia en el desarrollo de un sistema la "fase de pruebas", donde se corrigen errores y excepciones. Pero desde el vamos arrancamos mal: Casi siempre las pruebas corren a cargo del mismo equipo que diseña el sistema. Y los hijos propios... nunca son feos.
Y es muy frustrante observar un sistema, analizarlo, aprender de sus errores, plantear soluciones reales, y que se decida sencillamente no ponerlas en práctica. Y eso en el mejor de los casos, cuando los errores se reconocen como tales. La mayoría de las veces esto no sucede y los errores simplemente se ignoran, o se señala a los usuarios como culpables. ¿Porque? Porque vender soporte técnico es muy rentable. Aunque parezca mentira, los productos defectuosos generan infinitamente mas ganancias que los que funcionan bien. Y esto es aplicable no solo a la informática, sino a la realidad que enfrentamos a diario.
Que el sistema en el que vivimos tenga errores aberrantes no es una casualidad: Es el pilar que lo sostiene.
¿Porque los países del primer mundo dedican fortunas para frenar al "terrorismo internacional" y no investigan a fondo el porque de su existencia? ¿Porque Argentina destina $645.641.414 (cifra real) en "Fútbol para todos" y otro tanto en "Planes Trabajar", y no los dedica a mejorar la educación, la seguridad, el transporte,? No seamos ilusos. No estamos gobernados por simples idiotas incompetentes. Estamos gobernados por mercenarios que necesitan un alto grado de inestabilidad para maximizar sus ganancias.
Nuestro gobierno funciona exactamente igual que un programa mal diseñado y mal implementado, con una interminable lista de excepciones y errores y una tonelada de parches. Vivir seguro, acceder a una vivienda propia, a un sistema de salud y educativo decente es un privilegio de pocos. Esta muy bien desarrollar parches para corregir errores, pero cuando los errores dejan de ser excepciones y se transforman en norma, significa que el sistema es una reverenda mierda.
Y todos los sistemas defectuosos necesitan chivos expiatorios, ya sea para incriminarles los delitos propios o bien para que los conservadores (los que se llenan los bolsillos) puedan utilizar el lema “este sistema tiene problemas, pero las alternativas son peores”. Y si se te ocurre insinuar lo contrario, pasarás probablemente a engrosar las filas de chivos expiatorios, acusado de haber sido coaccionado por Al Qaeda, por algún grupo paramilitar golpista, o por el Grupo Clarín.
Es lógico suponer que si nuestra casa cumple 200 años de haber sido construida, esa fecha en particular seria motivo de festejo. Pero si en tu casa hay violencia a diario, si los que mandan en esa casa se abusan de vos, te roban, te humillan, te ultrajan, te maltratan, te matan, si los que mandan obligan al resto a vivir en la miseria y el hambre, si mirás hacia atrás y los últimos 50 años te parecen nefastos, si en tu casa desaparecieron personas, si en tu casa el que mejor vive es el que roba más y mejor...
Que carajo es lo que estamos festejando?
Cuando fue que nos volvimos tan ciegos? Como fue que nos dejamos sedar de esta manera? Festejos por el Bicentenario? Revolución? Libertad? No me hagan cagar de risa. Pongamos seriedad al asunto y asumamos que somos más esclavos que nunca. La lista de amos que nos tienen con el látigo en la espalda y la poronga hasta el esófago es interminable.
Y la culpa es nuestra. Somos un pueblo tinellizado, conformista, estúpido, resignado al "es lo que hay" y a subsistir con las sobras. Hace unos pocos años, en Suiza se descubrió que el candidato favorito para la presidencia engañaba a su esposa con una modelo. A la mierda, el tipo terminó último en las elecciones. La lógica del pueblo fue sencilla: "Si este tipo se caga en la mujer que ama, a quien eligió libremente... que puta queda para nosotros!?". En Argentina se han culeado agencias de modelos completas sin correrles la bombacha, antes y después de las elecciones. Pero no nos importa, hasta nos parece gracioso. Y así nos va. Tenemos una presidente que cada vez que habla dice barbaridades tales que harían que la Madre Teresa de Calcuta y Gandhi se levanten de sus tumbas para escupirle la cara.
Unos pocos han intentado generar algún cambio en este país, y la mayoría han resultado exiliados, muertos, desaparecidos o con un tiro en el corazón. Salvando estas contadas excepciones, el resto solo ha hecho solo lo posible por engrosar sus arcas. Y nada más.
En lo que a mi respecta, voy a seguir vistiendo la escarapela, la bandera y la camiseta, únicamente para festejar los goles de la selección, que es una de las pocas cosas que nos brindó alguna que otra alegría sincera en las últimas 3 décadas.
Pero no me presten demasiada atención. Quizás soy solo un resentido, y veo las cosas de esta forma porque trabajo en Sistemas y no puedo desquitarme de otra manera.
Bienaventurados sean los mozos, porque alguna vez habrán escupido un café, y es raro que la vida otorgue semejantes revanchas.